Nietzsche no lo hizo

La última y nos vamos.

El amor tiene diferentes caras, unas peores que otras, te sientes ridículo cuando una de esas caras se muestra sombría, agarras tus poemas y tus escritos y te vas, todo destrozado y lleno de nudos hechos por boy-scouts profesionales en la garganta, ¡vaya mierda! piensas mientras también recoges tus pedazos.

Mandaste un “hola” y puse esa cara de imbécil que pongo cuando hablo contigo, pensé que me dirías “¿que tal te has sentido? ¿lo suficientemente bien como para regresar?”. Me sentí como un niño regañado, castigado en su trinchera que formo en su cuarto, a lado del odio y el resentimiento me encontraba yo, soñé que venias y me decías “has sufrido mucho, bebé, ven, regresemos al paraíso que teníamos tu y yo, ¿en que nos quedamos?”

Pero no fue así, las palabras son mas frías que el balde de agua, sientes como un frio idiota quema tu ser cuando no son lo que tu esperabas que eran, ingenuamente idealizas la respuesta que te hace sentir bien, que te lleva al cielo y te mantienes ahí con bonitas nubes rosas, hasta que ella emana de su mente “me siento mal por sentirme bien de haber terminado contigo”. Un batazo del equipo olímpico directo en la cara dolía menos que esas palabras juntas justo después de estar tan feliz por una noticia que había dado minutitos antes, imaginate ese contraste innecesario de palabras, vas de las nubes al suelo sin paracaídas, un madrazo tamaño “no mames”, eso sentí…

Tu no llegaste a decirme que mi castigo agónico se había terminado, llegaste a alargar mi sentencia, llegaste a crucificarme en mis propias palabras, llegaste encajar tu katana cuando yo estaba en medio de un harakiri “antes de que el lo haga, lo hago yo”, sacaste esa maldad tan oculta dentro de ti y escupiste ese veneno.

Intentaste ocultar el daño bajo la alfombra, bajo halagos teniendo como base la noticia que había dado, pero no, no te salió, el veneno entraba poco a poco, se iba directo al corazón, se enterraba en las emociones y destruían todo a su paso, se me caían los recuerdos de las repisas, se desmoronaba todo, era un terremoto bien innecesario. ¿Cual fue tu objetivo con las palabras que escupiste?

No era necesario ese mensaje, no era necesaria esa platica, ni que me aventaras ese balde congelado, no era necesario tampoco que me tu estabas bien, que te estaba yendo de maravilla sin mi, mientras yo intentaba salir, mientras pensaba que mis proyectos poco a poco iban mejorando, que mi trabajo estaba siendo valorado, no era necesario bajarme cuando por fin veía una luz en mi trinchera…

Quisiera salir huyendo, quisiera borrarte de mi mente Tangerine, quisiera no haber leído “me siento culpable porque me siento demasiado bien”, quisiera no haberte conocido, quisiera, como todos esos estúpidos poetas, regresar el tiempo y omitir ese hola, quisiera largarme lejos de mi para no encontrarte conmigo, para no verte en mi mente cada que duermo, quiero desaparecer de todos, llámame cuando esto haya pasado, cuando ella se haya ido ya de mi, búscame en canciones y libros, soy solo lo que dejaste tirado, soy las canciones tristes y me perdí en estos textos inútiles, textos que jamas vas a leer…

Espero te vaya bien para que no vuelvas a preguntarme “¿como te sientes acerca de nosotros?.