Muerte

Como el dios en el cisne que se sumergió en tus muslos y burlo tu ser, te desvaneciste con dolor y pena entre la hierba, dejaste tu piel, mudaste, creciste y como la diosa en la serpiente te adentraste hasta lo más profundo de sus pensamientos y soltaste tu defensa sutil, lenta y de lejos, mientras la luz del sol mostraba tus colores tornasol observabas el resultado de tu estrategia. Atormentado calló aquel cisne, agonizando envuelto en su propio plumaje y aún soberbio vivió cada día con la venganza más sutil, culpa, muerto en vida, muerte lenta, muerte.