Perdí la noción del tiempo mientras veía una mancha en el techo, quizá era una araña o quizá no era nada y entonces me di cuenta que ahí existía todo lo que ya no es y todo lo que ya nunca será; que entre una mancha y la nada flotan un montón de versos y diálogos que jamás serán pronunciados de nuevo, que ahí mismo existen los lugares que ahora solo podrán ser visitados mediante recuerdos, ahí mismo existe el tacto de una piel que se ha convertido en mitad fantasma y que ahora existe entre dos mundos que se han vuelto inaccesibles. Entre una mancha y la nada existen cosas que han desaparecido y sin embargo aún existen, quizá no aquí, en otro tiempo y en otro lugar.
Algún día yo también me convertiré en la mancha del techo de alguien, en mitad fantasma; perturbando los recuerdos de alguien que aún sigue atrapado entre dos mundos que ya no se pueden tocar.
Fotografía por Fernando Sarano
Actualmente me dedico a sobrevivir a la temprana adultez de los veintisiete y a las crónicas crisis existenciales. También trabajo en una cafetería donde básicamente preparo bebidas a base de expreso, leo y escribo en mis ratos muertos, y algunas veces tomo fotografías para guardar algún recuerdo o una emoción gráfica.