Desde que un dron nos espió por la ventana en 1968 no puedo dormir,
tengo que revisar la cerradura de la puerta más de 22 veces,
revisar la calle 11 veces antes de guardar el auto,
cerrar la ventana 8 veces, cambiar de casa cada 4 años.

Las pastillas no me ayudan, todo es gris,
no estoy loco, pero no puedo vivir así,
a veces el licor y a veces el tabaco.

Se siente como tener un rábano atorado en la garganta todo el tiempo,
el miedo me sofoca, me hace vomitar y gritar en las noches.

Sólo necesito del arte para vivir, porque los locos no tenemos cura,
la paz es momentánea y hay días que es mejor pensar que no existieron.

Te libero de mí.

Atentamente,

Charlie Kaufman.

Fotografía por DIADA