Mi tierra eres tú

Todavía no sé cómo me enamoré de ti.
Paso los días buscando el instante, ese destello que parece evidente cuando nace, pero no encuentro el comienzo.
Todo vino de golpe, cuando pude percatarme no había retroceso.
No sé si son tus labios, o el aire secando tu cabello, no sé si es tu risa o nuestra cómplice sonrisa.
No sé cuando fue que te adueñaste de la música en mi cabeza, busco un motivo, o entender aquél capricho que tuvo el destino para juntarnos.
Me pregunto cómo haces al verme para hacerme temblar ¿cuál es el juego de tus ojos? ¿Cuánto pueden decir ellos que ni tú ni yo entendemos?
Y sin embargo, vienen tras de ti tus miedos, mis tristezas, tus nostalgias y mi prisa.
Estoy muy lejos de ti y tú de mi estás tan cerca, juegas todos los días a tomar mi corazón en tus manos y en mi mente solo existe la calidez que hay en ellas.
Tenerte aquí es llegar a tierra firme, es haber navegado sobre aguas turbulentas, luchado contra mis deseos ocultos de naufragar y del haberme repetido que mi barco siempre vagaría sin buscar a qué lugar hay que llegar.
Mi tierra eres tú, la riqueza que encontré después de haber perdido la última moneda que lancé con esperanza.
Ya no quiero navegar.
Voy a dejarle al tiempo mis preguntas y que pueda darme las respuestas.
Mientras tanto, quiero sentarme contigo a mirar el sol salir y ocultarse cada día y cuando anochezca contar las estrellas, que cada una de ellas prometa que al volver a salir, seguiré contigo aquí.

Fotografía por Anna Paola Guerra