1. ¿Cuál es tu palabra favorita?: Lo que me gusta de las palabras es su multiplicidad inherente, un mismo vocablo es capaz de alcanzar dos, quince, veintitrés sentidos. Me gusta pues, su polaridad antitética, su incongruencia, su cercanía con fuerzas irreversiblemente contrarias… Escojo la palabra metonimia.

2. ¿Qué soñaste anoche? Si no te acuerdas, relata algún sueño reciente del que te acuerdes.: Sueño:

En casa todos son niños gigantes, yo también soy un niño pero mucho más pequeño. Mientras todos en casa se alimentan con hambre indecente y grotescas bocas, yo me encuentro en una sofisticada conversación con mi hermano menor. Hablamos sobre Satanás, del amor que le tenemos, un amor melancólico, un amor que duele y hace llorar, una causa perdida que, sin dejar de ser causa, está muerta.

Aquí el niño (hablo de mí mismo), se levanta, prende un tabaco y se dirige a la humanidad: ¡La dicotomía entre el bien y el mal es ilusoria! No existen los fenómenos morales, pero si tuviéramos que definir el bien y el mal, tendríamos que notar que aquello sólo es posible a través de esa relación; el bien y el mal son, justamente, el antagonismo que constituye dicha sociedad. Llamamos convenientemente “mal” a aquello que queda excluido del “bien”, el mal es lo Otro, el mal es lo extranjero, el mal está afuera y hay que combatirlo. ¡Nunca se les ocurre pensar que el mal está adentro!

3. ¿Cuál es la película que más te ha hecho reír?: ¿Cuál será? ¿Puedo cambiarlo por una serie? ¡Hora de Aventura! Finn y Jake no sólo me han hecho reír, además me han hecho llorar a granel y pensar seriamente.

Hace unos meses vi Ad Astra y me pareció un frívolo plagio de un capitulo de Hora de Aventura en el que Gunter escapa al espacio y torna en su forma verdadera “Orgalorg”. Al mismo tiempo Finn reflexiona sobre la paternidad y tiene un encuentro cósmico consigo mismo… ¡Eso es mejor que todo lo que premian en los Oscars!

4. ¿Qué canción te gustaría que pusieran en tu funeral?: Tsssss, excelente pregunta. Preludio a Girón de Silvio Rodríguez.

5. ¿Cuál es tu definición de «arte»?: En general, me pasa como a Boris Vian, no creo que exista verdadera belleza en todo el planeta salvo por la música de Duke Ellington, pero incluso todo ese virtuosismo se va directo al tacho de basura junto a las jeringas y los papeles con mierda de Charlie Parker, en una paliza que le tiró los dientes a Chet Baker o en el alcoholismo que mantuvo en estado de ruina perpetua a Joe Albany. En cualquier caso, yo prefiero eso, la honesta criminalidad del artista y no su máscara. Siempre que me preguntan para qué sirve el arte me limito a responder que independiente de si tiene alguna utilidad o no, el arte debe tener efecto de espejo, es decir, debe horrorizar. Lamentablemente no todos tienen la noble capacidad del espanto, para ser artista no basta con tener un diploma en la pared, eso ni siquiera está cerca del arte, para ser artista necesariamente uno tiene que enfrentarse con su propia miseria, es como ese asunto de la consciencia de clase, qué van a saber los magnates y sus estadísticas sobre el hambre, la desesperanza o la violencia. Nada saben tampoco las galerías ni los críticos, las universidades o las enciclopedias. Algo en este mundo no anda y es eso lo único que vale la pena de anclar en la memoria. Si yo he soñado con algo alguna vez, es con plagiar a Breton, que plagió a Jarry, que plagió a la humanidad, y abrir un hermoso hoyuelo entre ceja y ceja del mundo. Como todo eso me resultará imposible, me bastará con ponerle una bomba a la umanidad, aunque sea sólo a través del lenguaje.

Creo que toda gran obra artística vela alguna catástrofe indecible, el arte es basura sublimada.

6. ¿Cuál sería tu proyecto o colaboración ideal?: Ja, ja, ja, escribir un guión para una peli que dirija Lars Von Trier, cuyo soundtrack se rife Omar Rodríguez López.

7. ¿Cuál es el mejor consejo que alguien te ha dado?: No pienses.

8. Si pudieras cambiar algo del mundo, ¿qué cambiarías?: Creo que reivindicaría a la clases trabajadoras, unificaría América Latina, y prohibiría la “música” de Enrique Bunbury.

9. Un pingüino entra a tu cuarto con un sombrero puesto. ¿Qué es lo primero que te dice y por qué está en tu cuarto?: En una pregunta realmente fácil. Ocurre que aquel no es un pingüino cualquiera, y ese no es un sombrero, se trata de Gunter y la corona del Rey Helado. Naturalmente Gunter me ha dirigido un discurso sobre dominación interplanetaria en una sofisticada lengua en la que es posible hacer letanías con un solo vocablo: ¡Cuak! Está en mi cuarto porque una vez más me niego a levantarme para ir a trabajar y, a la manera de un mecanismo de defensa, tengo alucinaciones hipnagógicas.

10. Describe (en 100 palabras máximo) a qué te dedicas.: Vendo palabras: Para el sentimiento de lo etéreo, arreboladas, nebulosas, palabras de azul de metileno. Las vendo por kilo, por docena, por encargo y para toda ocasión: Cartas de amor, cartas suicidas y cartas para pedir perdón.

Fotografía por Ian Allaway