No veo bien sin lentes. Nada bien.
A veces el viento mueve cosas como la tirita con la que subes y bajas las persianas y de reojo parece que alguien pasa.
Y me asusto. Porque aquí no hay nadie más.
Y aunque ya sé que es esa tirita, si me distraigo un rato y vuelve a moverse y la vuelvo a ver de reojo me asusto otra vez.
Hay una llave en el piso, llevo rato viéndola y volviendo a verla y pienso ¿qué abrirá esa llave?, ¿qué puerta se quedó sin llave? No sé por qué no la levanto. No me dan ganas de levantarla, es que tiene algo especial voltear a verla a ratos y pensar en puertas, candados, corazones y lugares huérfanos de llave.
En la persona que quiere abrir y no puede porque su llave se perdió.
En cuántas veces perdemos la llave y nos quedamos afuera o encerrados o perdiendo valioso tiempo yendo al cerrajero. Ay, las llaves. ¿Podrá vivirse sin llaves?
Y luego él está un poco más lejos de la tirita de la persiana y de la llave abandonada haciendo yoga. Y yo estoy en la cama mirando el cuarto e inventándome metáforas. Mi propio yoga. Mi cabeza estirando palabras para acomodarlas y darle algún sentido extraordinario a un medio día normal.
Me llega a la cabeza la voz del TikTok que dice “estoooooy loca”. Y me río de mí misma.
Porque quién sería esta que soy hoy a medio día si no tuviera miopía, astigmatismo, si no viviera enamorada y sin el gusto de encontrar historias donde quizá ni las hay.

Escribo. Tengo un centro cultural @heladooculto.
Tour / Personal manager.
CM. Imagen Pública.