Somos vacíos en esta oscuridad sorda que nos envuelve;
el palpitar de nuestras palabras se extingue.
Solamente queda la cicatriz en la garganta
que cae en este torbellino de letras perdidas,
en estos pasos revueltos,
los latidos de todas las frases que no hemos dicho:
las bocas entumecidas y cegadas.

El Silencio que corre de un lado a otro,
que se pierde en este sendero de gritos,
de voces lanzadas
en las mentiras y las verdades que pronunciamos,
ya se agazapa en una esquina, aquí
donde escasamente a todo se aferra.

No hay nada,
solamente este eco sin forma que nos abraza la sangre,
el ruido olvidado y la mudez en nuestras calles a media noche.

Fotografia por ecka’s echo