Los polvos rojos de ladrillo manchan la herida cara de mi padre.
Martillan sus duras manos/ las dejan sin ese sol en los dedos.
Sin el cemento que lleva en el corazón.
Sin la fuga que lo rodea.
Sin la locura que le da cuando bebe/ y quiere/ mi padre/ sentirse el dios que no es.
Él quiere/ mi padre/ que vuelva su padre/ y que lo vuelva/ a mi padre/ el hombre que no es.
Porque teme y bebe/ bebe y no teme.
Pestañea/ y el cemento lo rodea.
Lo rodean las palas/ y otros hombres sucios como él.
Fotografía: John Kilar | Instagram
Eduardo Rocha (Durango, 1994). Laborante de oficina y lector crítico. Escribe porque evadir la palabra es su forma de intervenir en el mundo.