El amor nos duró menos de 48 horas, esa noche aprendí que los perros cazan estrellas.
Te busqué entre sonidos rotos y sonrisas ajenas, solo encontré una ciudad desierta.
Dejamos de creer en los dioses para hacerle caso a las constelaciones y volvimos a perder.
Observaba a través del espejo, a todo el mundo en cámara lenta.
Percibía el mundo de una manera distinta. ¿Así es cuando te encuentras roto?
Era simple, pero las cosas simples se las devora el tiempo.
Artista visual interdisciplinaria, mujer periférica.
Escritora de microficciones, reseñas, entrevistas y guiones cinematográficos.
Coleccionista de ojeras, me gusta quebrar algo en el día.