¿Qué es lo que más vale en el mundo?
Hay casas que cuestan más de doscientos millones de dólares,
megayates de lujo de un billón,
papel higiénico de oro,
celulares llenos de diamantes,
bolsos Alec Monopoly de miles de dólares,
pendientes Mouawad,
una playera Supreme,
una maleta de viaje Louis Vuitton,
el nuevo Bugatti Pur Sport,
el jet privado de Elon Musk,
una pretenciosa escultura de Giacometti…
Si el coste está en función de lo que anhelamos,
la lista de lo expuesto sería correcta,
pero si es en relación a lo que necesitamos estaría errada,
y no me refiero al agua o el aire,
la comida o dónde dormir, a lo que requerimos,
hablo del humano,
de ese ente tan lejano que a una vez está tan cercano,
cierto que es ríspido, pero, cuando lo despojamos de la capas,
ay, una luz no ilumina, una que ofusca,
ese saco de huesos tiene un potencial ilimitado para dar felicidad,
su corazón es un parque de diversiones, mejor que Six flags,
su conversación más entretenida que el final de “La Casa de Papel”
su comprensión un remanso y calmante superior al Prozac,
puede limpiarte una lágrima con mucha facilidad,
sus palabras ser tu motor,
el corazón de un humano hace lo mismo la guerra que la paz,
su órgano acompasado transforma al mundo,
¡cuánto vale el abrazo de otro humano en la soledad!
Fotografía por Camerafilmlens
Algo más que solo yo y mis circunstancias.