Légamo Escarlata

La penumbra se trocea por la línea de edificación manchada de enmohecido sosiego.
En la atmósfera retumba lexía de aflicción inhumada.
La entrevista fluía entre palabras atrofiadas y la plaza solitaria sucumbía ante las miradas de ventanas oxidadas.
En el pórtico de un humano lleno de ocasos, un jardín reclamaba una mirada introvertida.

¿Sabía usted, joven, que antes de 1968 en mi huerto crecían rábanos blancos? Hay hechos que ni Charlie Kaufman podría describir.

Tardé en dilucidar la saliva expulsada de sus fonemas.

Mientras mi mente discernía aquella epifanía, un dron nos espió por la ventana.
Vidas humanas habían teñido el suelo y el légamo rojizo aun alimentaba aquella cosecha.

Fotografía por DIADA