Las palabras de otros…

El número 138  de la calle Porfirio Díaz hasta hace unos días fue el portal que durante mucho tiempo  ayudo a muchos  a encontrar palabras y tocar el alma, no lo es mas, te fuiste al universo y ese portal se desintegro contigo…

Hoy es simplemente un edificio de ladrillos rojos, con una arquitectura  rara de los ochentas, un interfón gris, con botones blancos y sucios que  aun   conserva tu  nombre escrito con una navaja al lado del depto. 303, siempre me pregunte quien lo hizo, me costaba trabajo imaginarte a ti todo gentleman rayando con una navaja el interfón al lado del botón, eso imposible.

Al cruzar la puerta del edificio  había dos caminos para llegar al 303, unas escaleras y un pasillo, yo me turnaba entre las opciones, siempre en  plan ritual supersticioso.

La sala de espera me producía una sensación donde  todos los pensamientos y palabras  danzaban en mi mente, había veces que  me perdía viendo los cuadros de Frideberg,  y sintiendo la textura de la banca pintada con pincelazos y gotas de pintura  de aceite, que tiempo después descubrí que tu la habías pintado, quizás a veces sentías la sensación pesada de escuchar todas las palabras de otros, y por eso esos trazos se traducían a gritos tuyos y quizás de todos  en silencio.

 

Por mucho tiempo ahí se manifestaron todas las palabras de otros,  sueños, recuerdos, risas, gritos, y un etcétera de emociones…tocaste muchas almas, dejaste huellas y curaste un montón de cicatrices.

Enseñaste  a enfrentar lo gris, mirar hacia adentro, salir una y otra vez de infinitos laberintos obscuros, encontrar luz en las sombras….
Ahora  solo quedan algunos  nudos y  nos toca  desenredarlos sin ti….

Fotografía por Abel Ibáñez G.