Esa noche después del trabajo camino a casa el avance del tren era lento, había llovido.Las hojas de los árboles cubrían la acera y el aire se sentía frío, había muchas luces sobre la calle y eso acortaba mi vista aun más, eran los servicios de limpia que ya se encargaban de retirar la hojas en el piso, ella se acercó a mi, me tomo del brazo y camino conmigo, de momento no la reconocí hasta que llegamos a una farola encendida, era Leah.

Esperamos el alto y cruzamos evadiendo los charcos que se formaban sobre el pavimento, empezó a llover nuevamente y aceleró el paso mientras me decía ¡ hace frío, vamos por un café ! Fuimos al MonteAbuelo, una cafetería pequeñita que está en la esquina de calle Soria y Andalucía a lado de una agencia de bienes raíces y un salón de fiestas infantiles, el lugar es cómodo y el café es el mejor de la zona según la opinión de Leah, a mi me parece bueno pero me gusta ir con ella a ese lugar y recordar que ahí nos conocimos.

Pedimos al barista dos americanos, nos ofreció azúcar para molestar a mi acompañante, ella contesto: el café va sin azúcar Ponchito, te mataré si vuelves a ofrecernos azúcar, le dijo entre risas. Leah me pregunto cómo había ido mi día, no tenía mucho que contarle acerca de eso, tenia un trabajo deprimente, gris y nada importante por decirlo poco. Lo único rescatable de eso eran los momentos en que íbamos a fumar cigarrillos con mis compañeros para estar al día con los chismes de pasillo, pero no quería agobiarla con eso así que omití esa parte y le hablé sobre ti, de tus ojos, de tus manos y tus uñas con el esmalte rojo a punto de caerse, le conté de tu risa y de cómo se podía escuchar a lo lejos, de cómo los sábados si no te veo, si no te siento cerca, si no escucho tu voz y tu risa siento una soledad tan desolada. Se me olvidó decirle que tú pelo negro desalineado te hace ver muy atractiva y que tal vez eso no lo sabes, ella me escuchaba atentamente cada una de las palabras que yo le decía, parecía imaginarte y me interrumpió para decirme ¡estás enamorado y saldrás lastimado!, me miró con compasión, sentí pena por mi mismo.

Le dije que me gustas y que me di cuenta tarde de eso, que te puse sala, comedor, suficientes sillas y una sola cama en mi corazón, no pensé que vinieras de pasó y hasta puse la propiedad a tu nombre, que no pretendía mucho contigo, que saberte cerca era suficiente y de vez en cuando una mirada tuya no me vendría nada mal.Leah me reprocho mi interés sobre otra mujer que no era ella,¡ eres un cabron bien hecho ! he estado a tu lado esperando un poco de tiempo para mi, para nosotros, me grito, la pareja de la mesa contigua nos miro con extrañeza pero no nos importó, se quemó la mano con la taza del café y lanzo una maldición directo hacia mi, los ojos te brillan cuando hablas de ella alcancé a oír con tono de desprecio.

Después de un rato de reproches y miradas compasivas, de ir y venir del mesero en turno, después de mirarme en sus ojos y saber que vivo en ellos sin pagar alquiler, encarcelado hasta los huesos, pedimos la cuenta y cruzamos la calle para llegar al jardín que está enfrente, caminamos hasta llegar al otro extremo del jardín sin decirnos una sola palabra, se notaba molesta.Perdón le dije, no me di cuenta, no sabía, soy demasiado torpe con eso.

Recordé que Arturo , un compañero del trabajo me había dicho alguna vez que cuando alguien no te atrae no puedes ver las señales.

¡Señales, vaya estupidez !

Los temblores no se sienten igual en todos los cuerpos, pero y la atracción ?
que equivocado estaba!Leah se limitó a asentir con la cabeza en señal de aprobación, había aceptado mis disculpas, me tomo de la mano y recargó su cuerpo en el mío, rodeó con sus brazos mis hombros y me dijo ” una oportunidad, solo eso te pido, no te pido que me quieras, solo déjame acompañarte y comparte conmigo una parte de tu vida ” su mejilla estaba en mi hombro y sentía su respiración en mi cuello, yo la abracé , era cómo mantener a un animalito caliente que se protege después de nacido, como un latido que se cuida entre las palmas de las manos.Por un momento mi mente me jugó una mala pasada, por un momento te pude ver en ella, su pelo era como el tuyo, transmutación se llama, trasmutar tu cuerpo en el suyo, era el efecto de la cafeína, el frío y la lluvia que arreciaba o eras tu que a la distancia te negabas a ir de mi mente.

Tal vez cuando leas esto te cause risa , tal vez nunca llegues a leer lo que te escribo, cómo aquel mensaje desafortunado que envié sin recibir respuesta, sin saber siquiera si fue leído, murió en el limbo, abandonado, desapareció de tu mundo, ahora me doy cuenta de que eso también fue una respuesta y una señal, cada detalle es una respuesta.

Tal vez lo que siento sea un eco, el eco de gustarme y atraerme cómo lo hace la luz a los insectos, ojalá ese eco algún día deje de sonar.

Basado en hechos reales.
11. 11. 22