La plaza nos cubre y no nos deja mirar atrás ni reflexionar sobre lo que queremos. No tienes que mencionarlo, de verdad no debes hacerlo. Se acaba la inspiración una vez más porque no me concentro en lo que quiero decirte; es tan sólo un regalo que demuestra lo que siento por ti. Un torero que mata con sus palabras que hieren el alma y dañan el corazón. No sé como agradecerte todo lo que haces por mí; recorre una calle que no conocías, recorre una sonrisa inexplorada.
Te observo mientras caminas, como traes puesta la camisa que te regale para que duermas con ella. El espíritu de torero recorre mi cuerpo, recorre las calles desconocidas; nuestro amor no debía terminar, estábamos destinados a estar juntos durante mucho tiempo. Te paseas a las cinco de la tarde por tu casa, con mi camisa Lacoste azul cielo, pasaron una gran cantidad de lunas para que por fin me diera cuenta sobre porque no debía estar contigo.
Entras en mis tinieblas, te miró en la carretera y gritas como los ciegos gritan al recuperar la vista. Más de ciento un cosas eran las que nos unían, pero nuestro amor en primera instancia era superfluo y vacío; las personas me miran con tus mismos ojos, creyendo que no tenemos nada en común. Recorro las calles vacías, sobre Periférico ando en bicicleta mientras los automovilistas me gritan insultos. Yo sé que estás leyendo esto y no creerás que estas palabras son para ti, pero eso es tu signo zodiacal; los dos sentíamos miedo por las alturas, pero ninguno de los dos quería demostrarlo siempre queríamos subir más y más.
Al llegar la media noche se funden en un beso eterno, como el que me daba tu cabello de ángel al despertar cada mañana. El sol brilla sobre nuestros rostros mientras buscamos un lugar para vivir. El tiempo nos unió y el destino nos separó como una batalla épica entre las manecillas del reloj. Estamos tan lejos y al mismo tiempo tan cerca. Puedo sentir como en tu cabeza, piensas en mí, en los momentos y sueños que compartimos juntos. Una historia de amor y desamor que terminó hace mucho tiempo.
Los años no han pasado en vano y ahora cada vez que volteas a verme, no ves más que aquel hombre que siempre te mintió, un mal hombre que utilizó tus sentimientos y tu cuerpo, los cuales tu orgullo ha convertido en un nuevo templo idolatrado en las redes sociales. La poesía figurativa me mantiene al tanto de los círculos que forman tu rostro y se desdibujan como la embriaguez que alguna vez nos unió.
Fotografía por: Li Guanqun
Parecemos nubes que se las lleva el viento, cuando hay huracanes, cuando hay mal de amores…