La realidad ya no duele tanto

Y así el quizá ojalá y tal vez se van convirtiendo en un contundente sí a todo. Sí a conocerte, a besarte, a tener nuestras primeras veces juntos, a que cuando estoy contigo tengo una sonrisa enorme todo el rato, sí a entenderte.

Esas ganas locas que tengo de besarte, esta sonrisa enorme que pongo mientras escribo todo esto, la ternura que me da cuando hablo de ti con mis amigas, la cara que debo de poner para que ellas sientan esta felicidad y este amor que me crece por ti. Me vuelves loca, Brian, tu cara tus manos, tus abrazos, la forma en la que me tocas, la forma en la que me hablas cuando estoy triste, la forma en la que nos entendemos desde la sensibilidad, la conexión que tenemos. La promesa de una vida eterna juntos, los planes infinitos que tenemos, las cosas que aún estamos por vivir.

Quizá ahora la realidad que estoy viviendo ya no me duele tanto y a pesar de que la vida me esté alejando y quitando muchas cosas, este momento conmigo, mi momento a solas que quiero compartir contigo, está siendo una realidad en la que me gusta vivir.