La melancolía de tu ausencia

Despiértame cuando tu ausencia ya no duela.

Despiértame cuando mi vida ya no sea un caos.

Despiértame cuando el dolor cese y mis lágrimas no broten con el mínimo recuerdo de ti.

Despiértame cuando el vacío en mi interior ya no se sienta como un agujero negro sin fondo.

Despiértame cuando cada uno de mis suspiros ya no te susurre te extraño.

Despiértame cuando cada sañoso no signifique un te necesito.

Despiértame cuando seas capaz de reparar mi corazón fragmentado.

Despiértame cuando decidas regresar para abrazarme una vez más.

Despiértame cuando reaparezcas para “apagar” la tristeza.

Despiértame cuando nuestras manos permanezcan entrelazadas.

Despiértame cuando la desolación no me consuma al grado de sentir cómo se pudre mi alma ante la melancolía de tu ausencia.

Fotografía por Abel Ibáñez G.