Afligida de un lado, mal hablada del otro, ¿qué tan bella puede ser su vida? Dando y quitando…
Si la miras, ella canta para ti y si no la miras, susurra para mi.
Ve, dale la mano, hablale, pide consuelo, toma su mano y hablen de nuevo.
Cardíaca es su entrada y amarga su huida,
Mirala y llamala,
Cuidala y guiala,
Que no sea algo pasajero, que no sea una doble cara de nuevo.
Fotografía por Bill Dane
Del centro de las hondas y solas planicies del Hastío.