La diferencia

Estuve mucho tiempo pensando en vos. En lo mucho que me gustas. En que sos diferente. En tus tiempos, en los míos. En que las ganas de verte ya me estaban superando. Que ganas de verte. Hacia tiempo no me pasaba con alguien. Eso de sentir nervios, de esperar que me hablaras, en cortarme los dedos para no escribirte cada vez que me venias a la cabeza. Creo que me gustas mucho, bueno no sé si realmente vos o la imagen que me hice de vos en mi cabeza.

Esperé mucho tiempo que me invitaras a salir. Realmente anhelaba que me dijeras de vernos, que tomaras el coraje, si era eso lo que te faltaba. Realmente quería verte. Quería conocerte. Compartir un momento, algo que fuese real, me harta lo virtual de estos días. Quería mirarte a los ojos mientas escuchaba tu voz. Quería algo de verdad. Quería ver que ropa te ponías. Quería ver como atas tus zapatillas. Como movés las manos cuando hablás. Cuánto tiempo podes soportar una mirada de ojo a ojo. Quería de vos.

Esperar que pasara fue una maldita tortura. Meses. Nunca voy a entender porque llevo tanto tiempo. La verdad es que por más de mi deseo, ya me estaba por dar por vencida. Si no me querías ver, vos te lo perdías, y además, sería tu problema, no el mío.

Agradezco haber tenido el valor, de haber invitado yo. Dar el movimiento para abrir camino a lo que quiero. No voy a negar que tuve miedo y que deje el celular un rato sin mirar por miedo a tu respuesta. Pero quiero que sepas que fue el café más rico en mucho tiempo.

Ojalá vieras lo que vi en vos esa tarde. Sorprendente. Realmente sorprendente. Sos de otro mundo. Ahora solo queda esperar por el próximo café.

Fotografía por Alison Scarpulla