Jueves a domingo

Pasé la tarde tumbada en el sofá, unas horas mirando las mismas películas de siempre y otras escuchando Black Sabbath.

Nada era diferente a lo que hacia habitualmente en mis días libres pero faltaba una cosa.

Hacías falta tú, tu brazo rodeando mi cuerpo y una de tus manos acariciando mi pelo.

Tu aliento a cerveza y el aroma combinado de tu ropa entre perfume y tabaco.

Los latidos de tu corazón que se hacían más intensos cuando ponía mi cabeza en tu pecho y tus besos en mis manos al acariciar tu rostro.

No te quiero llamar, no te quiero decir que te extraño, pero tal vez me gustaría que estuvieras hoy a mi lado.