Me sentí bailando entre el calor del fuego azul y me sacie del agua serena. Sentí el abrazo eterno del suelo ancestral y el aire puro me llenó, me elevó. Escuché el canto mágico de los cuatro origenes y descubrí que es más que una danza, es un hechizo verdadero.

Cuando se unen en armonía, el secreto ancestral de los cuatro forma una alquimia y su encuentro místico es primordial. La sinfonía de la naturaleza es la esencia que concede el equilibrio eterno.

Es un destello divino, magia oculta. Y de su interacción nace la música cósmica que fusióna las fuerzas. En un solo susurro, como si se tratase de un lenguaje, uno antiquisímo que es la comunicación de la naturaleza en todas sus formas, se víncula, y es tan inimaginablemente trascendental que no hay símbolos para expresarlo.

El poder inmenso que emana de la unión de los cuatro elementos y de todas sus formas polimerizadas siempre ha sido la conexión primaria, el núcleo, de toda la vida. Es la armonía cósmica, el flujo transformador, la infinita composición, comunión sagrada que no significa otra cosa que la mismísima madre de la realidad: Creación.

Su vínculo es nuestro origen. ¡La danza eterna se revela en toda su esencia!. Y el misterio insondable detrás de sus alianzas resulta ser de facultad sanadora. La única esencia divina que es manifestada con toda proporción y sensatez, sagrada y con ritmo eterno.

Es para todos, un secreto oculto el que subyace en su organización y el cual debemos atesorar, aprender y compartir. Cuántica superposición de materia y energía, que resulta ser todo, todo cuanto existe en este infinito universo.

Avanza, mejora, supera y expande la conciencia, el espíritu. Intégrate a todo. Desarrolla el Ki, el Aura, el Nen, la Energía maldita, la Magia, Prana, Haki, Zen, Chakra, Cosmos, Quirks, Stands, Chi, Furyoku, Sexto sentido, Mana, Ren…

Basta simplemente con abrir los sentidos para conectarse. Aunque también sacrificándolos. Experimenta la muerte y ábrete paso a la manipulación de lo que emana de todos nosotros. El acceso a la pineal es la puerta de la conciencia y la única llave es la percepción. Es un deber como seres humanos respaldar e integrarnos a la autosostenibilidad energética, de esta dimensión. Entropía pura.