Este incesante sentimiento de culpa al comer me pudre el cerebro.
Pasé las siguientes tres horas recostada en el piso cerrando de rato los ojos, repitiendo que sólo es un mal día, me forcé a vaciar mi mente al unísono mientras la noche continuaba su curso y yo me quedaba dormida. Desperté alterada y el agitado palpitar no me permite volver a conciliar el sueño, ni aquél mosquito que insiste y persiste. Tengo cinco ronchas que me queman la piel y me punzan el ser y aquí sigue, rondando mi cuerpo, esperando me distraiga para volver a atacar.
Me gusta sentarme en el piso a comer yogurt griego con granola mientras hago un recuento de todo lo que ingerí en el día, porque las torturas mentales después de comer me salen toda madre.
Probablemente jamás acepte mi cuerpo
Probablemente intoxique mi vida con sentimiento de culpa y autosabotaje al no poder sostener mi reflejo en el espejo. Me duele el cuerpo, me molesta no tener control. No me gusta la presión que ejercen las personas para ser correspondidas, ciertamente correspondo a mi manera. La pregunta es trágica porque conozco la respuesta y no sé si me gustaría envejecer luchando internamente contra mí.
Fotografía por ikebanalena
Creo que tengo el síndrome de Peter Pan