Desde esta habitación
me he mentido varias veces,
prometiendo que el exterior es mejor máscara
que la que llevo puesta.
Bebí y maldije.
Le grité al techo
esperando a que un antepasado,
un dios,
una verdad
o qué sé yo, cruzara para culparla,
pero sólo estaba yo con la mano levantada.
Bebí y lloré
escuchando la canción de mis historias que amenazaba con irse.
¿Qué será de mí si no me encuentro al salir?
Bebí y olvidé.
Sin algún sueño dormí;
sin canción;
sin verdad sobre mí;
sin salir;
aunque la puerta
quedó abierta.
Fotografía por Lúa Ocaña.
Las personas siempre aplauden por las razones incorrectas