Hawaii Parte II (Sueño en Mar Mayor)

[… sueño eterno… Si estás consiente serás capas de notar su lucidez. No puedes sentirte, sólo eres un extraño, algo que no está aquí mientras su presencia sigue en la habitación. Su perfección se alza hacia abajo, se desliza, serpentea por el suelo y sube lentamente por las paredes de la habitación. Las notas salen de su cuerpo, suena como un arpa pero es un instrumento de cuerdas aún más antiguo que el tiempo. Lo dejas entrar por tus oídos y lo dejas salir por tus extremidades. Busca tu móvil, y lo encuentra. Encuentra el alma, y la engulle, para escupirla allá arriba, en las estrellas… La Diosa no deja de cantar. No es sorpresa.

Toma lo que tienes, cuidado con la vista. Y te volverás aventurero de una y mil vidas. Tus ojos son reemplazados por el objetivo de una cámara. Te es difícil enfocar, o ves borroso o ves doble. La silla, necesitas sentarte por un momento. Los decibeles exterminan tus efímeras ganas de continuar con una vida normal. Podrías quedarte ahí, gozando de las posibilidades que te ofrece. Ya no es ella, ya no son sus palabras. Es una Diosa antigua; la Venus y la Afrodita.

Las notas cambian, siguen reptando en el aire.

Es estatua. Es mujer. Es música. No es mujer. No es estatua.

Tus dedos no son suficientes para sujetar la pureza.

No puedes permitir que se ultraje.

Se le acaba la voz, y con eso tu vida.

El metrónomo asfixiante.

No podrás volverte a armar. Tu motivo se habrá esfumado. Tu existencia reemplazará a la de ella en la habitación.

Lo único que quedará serán trozos de carne sordos y dispersos…]

Fotografía: SHEFFIELD