glass of milk, now empty

Esto se siente raro o no se siente, no hay conexiones neuronales casi como en un pueblo desértico abandonado.

Suena una voz, -una voz sin género- habita en mi cabeza, hace lecturas dramatizadas de los poemas de Sylvia Plath mientras yo imagino como sería su outfit, como esconde el arma en su bolso, en el bolso de un trench coat lleva una botella de vodka.

En realidad no lo imagino, está sucediendo lentamente como una pieza clásica de una pianista berlinesa, osada y melancólica, pero con un arma en el bolso. A mi teclado -máquina de escribir- le falta la “S” y a mi cabeza también. Lo articula como una lengua muerta, como una flor marchita.

Miss Plath y como se volvió esto un escenario de Paris, Texas.

Fotografía por Abel Ibáñez G.