Porque nosotros, siempre que sentimos, nos evaporamos. Nos perdemos en nosotros mismos, nos perdemos en el todo. Sentimos, nos entregamos, sentimos, nos evaporamos. Sentimos y caminamos depositándonos en lo intangible, nos convertimos en lo intangible. Si tan sólo siempre estuviéramos conscientes de sentir, el mundo sería una gran nube blanca, un cielo borrascoso, arcoíris de vez en vez. Nebulosas melancólicas, cúmulos naranjas y rosas. Siempre sentir, siempre evaporarnos.
Morelos, México (1990) Fotógrafa autodidacta. Licenciada en Educación Básica, Maestría en Pedagogía del Arte por el Centro Morelense de las Artes.Especialidad en fotografía antropológica; actualmente estudia el Doctorado en Historia del Arte por El Colegio de Morelos. Diplomado en enseñanza de la Educación Artística por el CENART. Ponente y expositora. Ser humano y madre.