Es tu ausencia temporal el motor de una proyección de recuerdos vívidos, imágenes que se sienten, labios que casi puedo besar. Aunque no es amarga la espera, el vaivén del reloj tortura mi cabeza con vibraciones arbitrarias. Intento ser paciente y no abrazarme a las manecillas, aunque, siendo honesto, a veces me frustra el tiempo y sus peripecias, los azares de la vida y la idea no verte más. Pero, tengo fe en que volverás como lo haces siempre y estoy seguro de que algún día cesarán las despedidas.

Fotografía por Francesco Sambati