Tranquilidad, yo la tenía, pero te tenías que ir. No aguantaste este mundo de subrealidad.
¿Acaso no podías sumergirte en todo el pensamiento, y tratar de flotar en una dimensión donde la cual ya sabes que nada volverá a estar bien, en la cual ya te habías resignado y sin importar que aun tuvieras vida ya nos habías dicho adiós?
¿Para qué quieres sobrevivir en una realidad de Neandertales?
Cuando lo único que hacen es comerse los unos a los otros, no piensas, ya no razonan, siempre esa misma competencia por aquella miseria, pura y sólida devastación; así tal cual y como está mi vida.
A que he caído.
Nadie es capaz de abrir un poco más los ojos, al parecer a todos les molesta el sol en un día con nubes; solo ven sus obsesiones y dificultades, pobre ingenuidad de la vida.
Odio esta vida, odio esta realidad, odio tener que levantarme y ver la misma hipocresía y la misma estupidez. Ya no puedo estar en esta dimensión, ya no más.
¿Cómo es que todo mi pasado condiciono así a mi presente?
Maldita sea, maldita tú. Mi presente es una asquerosidad, no hay nada más repulsivo, fuiste tú. Si nunca hubieras enfermado, si nunca hubieras estado mal, te extraño tanto, no nos hubieras dejado solos. Por ti yo odio al mundo, hubiera podido ser ese caminante de rocas frías sin sentimientos como lo son todo en un mundo actual, viviría de mis obsesiones y mis convulsiones me tendrían siendo un dios. No fue así, me estoy muriendo, o tal vez ya esté muerto.
Tanto choque eléctrico, tanto químico en tus venas, ya no quedo más de ti, solo está tu cuerpo; ya no tienes más sentimientos, nos dejaste solos. Ya no tienes alma, esa es la que yo necesitaba. Estoy perdido, ya no tengo dirección, mi razón ha fallado. Ten mi alma, te la daré para que ese desperdicio andante que dices llamarle “cuerpo” regrese en sí.
Sin ti, seguiré en este mundo infame siendo una vil miseria.
Extraño tu alma.
Fotografía por Richard P J Lambert
Me dedico a respirar, comer, ser incongruente e inconstante, me dedico a superar las cosas como vayan saliendo porque resulta ser que nada sale como lo queremos ¿no?
Me dedico a verificarme o al menos tratar de hacerlo, al momento de decir algo, prestar atención a que se mero se esta llevando a cabo; a llorarle a lo que fue y a sonreírle a lo que va llegando.
Me dedico a leer entre lineas porque ya nada es lo que parece. Me dedico a visitar nuevos mundos o al menos lo que queda de ellos. Me dedico a ver puestas de sol y a escuchar el silencio, o lo que queda de el.