Él y yo ya no nos queremos
aunque nos vemos una o dos veces al año
y él duerme sobre mí en una función de cine
o terminamos en un motel y me ata las manos y me venda los ojos.
Otros años
lo hago venir en la madrugada a casa de mis papás y dormimos juntos,
o lo encuentro en un café al que decido ir por primera vez
y nos abrazamos como si toda la vida ya nos hubiera pasado encima.
Otras veces me pide que lo lleve al hotel de mi cuento,
porque sabe que a esa hora de la noche yo ya no sé decir que no.
La primera vez, lo encuentro en un bar después de años de no hablarnos
y todo acaba como esta entrada, con pies pero sin cabeza.
Cada vez hablamos el mismo idioma
y me cuenta sobre los monstruos que viven arriba de su cama
pero él ya no me quiere
y yo tampoco lo quiero a él.
Otros años le pido en un mensaje que no me deje sola
y yo ya no sé culparlo, porque no tiene la culpa de nada
porque de un sólo golpe veo todo lo que es él y termino de entenderlo
todos tenemos nuestras batallas, errores y pasado,
no hay a quién culpar, sólo queda seguir caminando
y permanecer unidos de principio a fin en la misma medida de tiempo
él y yo ya no nos queremos, pero yo siempre voy a querer que él sea feliz.
Él y yo ya no nos queremos
y por eso ya no tengo a quién culpar cuando decide que no quiere hablarme ni verme más
pero me quedo y me digo que está bien porque él y yo ya no nos queremos.
Fotografía: SHEFFIELD