Hubo un tiempo en el que podía conjugar cada verbo con “nosotros” y sin preposición:
- nos amamos,
- nos queremos,
- nos besamos,
- nos pensamos,
- nos deseamos,
- nos extrañamos.
Somos lo que fuimos y decidimos.
Nunca pensé hablar de distancia, mucho menos de lejanía porque siempre te siento cerca, muy cerca.
Lo que se construye por varios años puede derrumbarse en un día, en una hora, en un minuto.
El tiempo es testigo del cambio, transforma la historia y con ello la vida.
Cambiamos nosotros.
Las heridas que aún no cicatrizan vuelven a abrirse y te empiezan a doler; te duele el alma, te duele el cuerpo, te duele el pensamiento, te dueles.
Sólo me queda empezar con el dolor presente y también con el dolor pasado que no me deja de seguir, y esto significa aceptar que las cosas son como son.
Tú allá
y yo aquí.
Sin nada ya que nos una, sin hablarnos, sin vernos.
He considerado el olvido como último camino, la indiferencia no es mi estilo ni mucho menos el rencor.
El corazón se niega porque te amo, te extraño, te pienso, te anhelo, te guardo.
Fotografía: Massimo Nolletti