Con ansiedad busco tu piel,
el cálido contacto de tu sensibilidad,
la vibración débil de tu mirada,
que provoca aquella interminable estática.
En el espacio de tus caderas,
encuentro el equilibrio,
para esta alma desahuciada,
que se ancla siempre a tu olvido.
Para seguir sincronizado a tu lado,
entre tu lengua y tus piernas,
que te haga estremecer con locura,
hasta que pierdas la cabeza.
El roce que busco de tu piel,
alimenta mi deseo y despierta tus sentidos,
aquel que escondo entre caricias,
envueltas en efímera amistad.
Y ese dulce tacto,
alimenta mi espíritu vació,
que se llena de tu presencia,
con ese roce tan tuyo indefinido.
Fotografía por Cleo Thomasson
Psicólogo de profesión y un perseguidor de sueños y anhelos que jamás llegarán.