Tenía veinte años cuando el mundo parecía acabarse.
En el interior y exterior de mi vida
se desataron dos cataclismos simultáneos,
en ocasiones se contrapusieron,
en ocasiones se complementaron.
Estando a merced desde el primer instante
a las hostiles transformaciones
que conllevaron la crisis de la edad
y el confinamiento de la pandemia.
EL PLEBE MÁS DARKS DEL RANCHO.