Jamás me he reído tanto leyendo un libro. Empecé a leer esta pieza de teatro en la biblioteca de la universidad a la que asistí hace algunos años. Me acomodé en un sillón más o menos cómodo, entre el silencio y los estantes repletos. Conforme pasaba las páginas no podía evitarlo: no podía dejar de reír, y no podía parar de leerlo. Las altas autoridades bibliotecarias tuvieron que escoltarme hasta la salida del sagrado recinto. No volví a ser admitido en la biblioteca. Valió la pena para siempre.
Fotografía por Dmitriy Protasov
Autor: Eugène Ionesco
Año: 1950
Si ya leíste el libro, comparte tu perspectiva dejando un comentario abajo.