Me pregunto qué será de nosotros, de esta historia de amor que estamos escribiendo en la primera página de un libro todavía en blanco. Leí por ahí que todas las historias de amor eran historias de fantasmas y, pese al poco tiempo que llevamos juntos, ya puedo visualizar el final. Ahora mismo me gustaría ir directo a la última página de ese libro en blanco y escribir “EL FIN” así, con mayúsculas, para que se sobreentienda que, sin importar lo que hagamos, todos los caminos conducen ahí.
Me pregunto qué será de nosotros después del nosotros. Un buen libro tarda tiempo en escribirse, ¿sabes? La psique de un personaje memorable tarda tiempo en tomar forma y el apego es cabrón… Me gustaría decir que ya superé a mis parejas del pasado, pero tiendo a mantener comunicación con ellas. Las cosas nunca han terminado tan mal como para ponerle punto final a una relación pasada; aunque ésta se transforme en la cansada amistad de dos viejos tomando un baño de sol en un parque cualquiera, siempre cabe la pequeña posibilidad de que una chispa haga que el amor renazca. La esperanza muere al último, o algo así es lo que dice la gente.
Tal vez ya vaya siendo tiempo de volverse adulto y sentar cabeza; tiempo de olvidarse del libro y de sus páginas en blanco. Ahora me pregunto si de verdad en algún momento tendré la fuerza para escribir otras palabras que no sean “EL FIN”. Y es que, ¿de qué sirve perfilar cómo acabará algo cuando nunca te has dado tiempo de disfrutarlo? Debo dejar atrás la idea de empezar llenando los libros por el final e ir en orden, partiendo del inicio…, pero no contigo.
Fotografía por Michel Nguie
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.