No la conocía entonces y aun así, en la foto, se parece más a sí misma; su blanca sonrisa, sus ojos brillantes y esas mejillas tan rojas que es difícil no darse cuenta de su belleza. Es tan diferente, pareciera que no es la mujer que está sentada a mi lado.

 

Míranos, me dice, con su cara ajena, con sus otras manos, con sus ojos grandes y su sonrisa de estrella.

En la foto bailan los novios se ve cuánto se aman, se nota que darían la vida el uno para el otro. Se notan los sueños y anhelos compartidos y ahora estamos ella y yo solos, platicando.

 

La tristeza de los otros es una cualidad desconocida; sabes, me dice, aún recuerdo sus manos, sus besos la veces en qué nos despertamos juntos y los buenos días que nos dimos.

 

Ahora solo compartimos calles y calles que no sabemos a dónde nos llevan, casas demolidas y casas nuevas, personas diferentes, risas y lágrimas en la ciudad, historias de amor y desamor en sus esquinas, edificios de vidrio, fachadas y techos con goteras y pasillos de madera vieja. Podemos imaginar tan poco y hacer tanto con tan solo un par de palabras.

 

Apenas unos segundos se mantiene vigente la trivial fantasía de haber nacido ahí y saber de memoria el tedio de la calle principal, rutas del colectivo, cada parada del metro. Pero es casi imposible imaginar la costumbre. Es imposible imaginar que hubiera pasado si el y yo siguiéramos juntos.

 

El recuerdo más triste es sólo una estación del pensamiento, ese mirar sin sorpresa los lugares a donde fuimos a comer, la parada en donde nos dimos nuestro primer beso, la entrada al hotel de nuestra primera vez, tantas veces he visto la misma banca del parque en donde el me dijo adiós. todo es una rutina. Hasta que pierde filo o pierde interés, incluso lo más triste se cambia con el dolor por otra cosa más tibia.

 

En la mesa de enfrente una pareja de ancianos come sin mirarse. Ese silencio, Es el ritual antiguo que los convoca a morir de a poco,

cara a cara.

 

Quizás un día me despierte y halla olvidado

los pasos descalzos de mi antiguo esposo en El piso frío de nuestra primera casa.

 

Ahora se hace de noche, la ciudad se cierra sobre nuestras palabras. Los viejos se levantan, la gente sale, unos felices otros les da igual. Ahora el lugar se vacía.

 

Al fondo ella escucha la canción y le recuerda a el, mi ex le fascina esa banda, me dice ella suelta una lágrima. no recuerdo su nombre. De pronto me parece que esta noche también quedó muy lejos, que ya estamos muy lejos también de el pasado.