Leía en un sueño donde solamente te presentía: “El bolsón de Raja, es un deprimido, una ‘vagina’ geográfica de 50 kilómetros que atraviesa el desierto de Sonora desde antes de que cualquier hombre naciera, antes de cualquier otra cosa sobre el orden del mundo. Su longitud es breve, su estrechez ajustada y su infinita profundidad perturba cualquier hipótesis. Cientos de exploradores han bajado la entraña geológica, resbalando por ella, muerto dentro de ella sin alcanzar a saber más de lo que el hombre arcaico también conoció: es un buen lienzo para pintar.
Por alguna razón la oscuridad del fondo atrae a casi todos y a medida que se desciende en ella, se descubre que alguien ya pasó por ahí.
Uno de los misterios más negros responde al hecho simple de que no admite mujer alguna. Las más astutas y capaces han querido bajar y a los pocos metros mueren. Las muertes son diversas: voces que hacen perder el equilibrio, viscosidades fortuitas, olores que revientan los pulmones, quijadas de animales que enganchadas de los muros desgarran senos y vulvas que desangradas brutalmente impiden el regreso.
Los hombres han conseguido llegar más hondo, pero como se sabe, sin dejar ningún registro exacto de quién ha ido más lejos.
En el bolsón no hay nada salvo muros de piedra negra, puntiaguda, algo así como las vellosidades petrificadas de un molusco gigante.
El bolsón no gime, no piensa, no come ni agradece, pero desde su inquietante hondura, controla algo así como la totalidad del mundo”.
Licenciado en Literatura Latinoamericana (UIA) y pasante de Maestría en Etnomusicología (UNAM). Formó parte del consejo de la revista “El poeta y su trabajo” dirigida por el poeta argentino Hugo Gola. Fundó y dirigió la revista “Mula Blanca”.