El amor es una cicatriz
construida sobre lágrimas,
sobre miedos cubiertos de sueños.
Es felicidad, dar y recibir,
la añoranza de ser, de existir, de realmente vivir.
Enfundados en sueños, en caricias y voces dulces
nos dejamos guiar por su aroma sutil, peligroso,
que es trampa pero también salida.
Es ceguera, pero también es luz.
Ambigüedad, plenitud, vacío.
Es incondicional,
puede volverse tormento, pesadillas,
caídas eternas.
Es la fortaleza que emerge y nos salva,
o la pena que más nos embarga y nos quema con llamas
que convierten en cenizas a todas las sombras viejas para que
regrese la vida, y nazcan flores nuevas,
cada vez llenas de más colores.
Fotografía por Luis Torres
Soy estudiante de Medicina Veterinaria y Zootecnia, amante de los seres vivos, aprendiz del mundo y aficionada a las artes entre escritura, actuación, pintura, doblaje y canto. Viajera ocasional con sueños de cambio y libertad. Odio al mundo tanto como suelo amarlo.