Era un día normal como cualquier otro, por lo menos tan normal como se puede estar en la sala de espera de un loquero. Aún recuerdo ese sentimiento de ausencia que me ha acompañado toda la vida; en momentos como ese procuro usar una de tantas máscaras que he logrado dominar. La tranquilidad y la felicidad son máscaras demasiado pesadas, pero en esta ocasión debía ser fuerte; debía tolerarlo pues en esta visita tan especial mi amigo el loquero decidiría si al fin estaría listo para volver a ser una parte importante de la sociedad. Siempre me he preguntado si realmente les importa la salud de nosotros “los pasajeros”
,no me cabe duda que aún habrá doctores jóvenes que piensan que pueden ayudar a salvar vidas; pobres de ellos, deberían estar más medicados que nosotros cuando algún viejo doctor les haga ver la verdad
-Fluoxetina
-Prozac
-cítalopram
Escribir papeles con esas herramientas y un poco de sutil atención es lo más que se puede hacer. ¡Vaya! 5 minutos para mí consulta, momento de usar mis máscaras; me encuentro con las manos frías, tensas y llenas de sudor. Llega el momento, se abre el telón y la función comienza; la puerta se abre y me saluda un ser extraño. Para mí disgusto me han cambiado de loquero, supongo que el anterior tuvo la genialidad de abandonar ese mundo lleno de demencia; al parecer me ha sido imposible disimular el desagrado del todo pues el extraño no ha dudado en preguntarme si se encuentra todo bien, como si eso fuera posible:
-¿todo bien?
-sí, sólo que me ha tomado por sorpresa el cambio de personal.
Proseguimos, pasaron quizás 2 o 3 minutos sin que nadie dijera nada; mi situación me encontraba al límite de mi capacidad, justo entonces el extraño comenzó a hacerme un par de preguntas:
-Dígame señor pasajero: ¿cómo ha encontrado su estadía en el hospital?
(Como el culo) me limité a pensar
-Perfectamente, sin duda ha sido una experiencia única (única sin, duda como cuando recibes una patada de lleno en los huevos).
-Dígame mi buen pasajero: ¿se siente capaz de desenvolverse adecuadamente dentro de un ambiente social?
-Creo que en este tiempo he aprendido de mis errores y ciertamente creo poder ser una persona capaz de desempeñar un papel importante en mi comunidad.
-Por último mi joven amigo ¿si decidiéramos darle de alta el día de hoy volvería a hacerse daño?
Sin duda esperaba esa pregunta pero por un momento me tomó por sorpresa, quizá tardé un par de segundos en responder y sólo me limité a decir:
-No, nunca más
En la puerta de la salida del hospital, al poner el primer pie fuera, no pude escuchar otra cosa que la risa de la ausencia de mi vida
-Jajajajaja ¡han dejado salir a un loco que morirá en menos de un día!
Di el segundo paso hacia la salida y me di el lujo de sonreírle un poco a la vida.