Consulté las cartas de tarot, las puse sobre la mesa.
El terremoto cambió la órbita de nuestros planetas.
Todo aquello que adorabas de mí es lo que hoy te hace odiarme.
Tu indiferencia, arma afilada,
hirió mi costado.
Como al del Señor.
Quise alcanzarte pero la gravedad me llevó de nuevo al suelo.
Animal cautivo,
mordiéndome para seguir conectada a la realidad
en la que tu no quieres estar.
Echada sobre el regazo de mis antiguas madres, me alivian esta pena.
Tratando de contener mi llanto
he bordado sobre mis ojos tus dos nombres.
Pulso acelerado.
Manos temblorosas.
Aquello que fue grandioso
once años después se vuelve ruina de antiguas civilizaciones que no vale la pena comprender.
Pesada lápida sobre mí.
Tu ingratitud.
Ganas de salir corriendo, pies mutilados.
Ambiciones que me han llevado a colarme en tu corazón.
En tu mente llena de recuerdos prematuros y relaciones precoces,
niño herido,
manos invadiendo tu cuerpo
que ni tú mismo conoces.
Experimentar,
como cuando los átomos tratan de unirse en una danza frenética,
tu cuerpo a aquel cuerpo sin rostro, furtivo.
Visiones de aquello que no quisieron ver
Quise quedarme, pero los espacios llanos ya tenían dueño y estaban marcados a fuego.
Nacida en cautiverio corporal.
Artista plástico, Diseñador de Moda.