Diario de una lunática

Hace un año que fue el funeral, significa que llevo un año yendo al psicólogo . Hay personas que van un día y vuelven a la normalidad, yo , yo no he podido regresar a mi vida desde hace más de 365 días.

Me diagnosticaron ansiedad, que no tiene otra definición que el miedo a la incertidumbre del futuro.

Vivo con un miedo constante, apretando los puños, mordiéndome el labio, encajándome las uñas en la piel, de forma tan inconsciente que de pronto me saca de mi angustia el sabor a sangre o el ardor de una nueva herida.

Hoy por la mañana pensé en ir a un psiquiatra, quizá este miedo era más poderoso que yo. Después de pensarlo un rato entendí que la verdadera razón de querer ir con uno era que deseaba con todo mi ser drogarme, salir de la realidad, vivir en esa burbuja de aislamiento, estar tan medicada para no poder ni pensar. Por primera vez  entendí la razón de la existencia de alcohólicos y drogadictos.

En fin, también he pensado en dejar de vivir así, en acabar con mi maldito miedo, pero siendo sincera no tengo el valor de matarme.

Mi otro plan es huir, irme lejos, desaparecer, cambiar mi nombre, esperando que eso logre hacer desaparecer mi locura, sé que no es muy probable, entonces vuelvo al plan inicial, y conduzco a mi cita con el psicólogo.