Mañana lo veo después de un mes. Me va a entregar mis cosas y él no lo sabe pero me voy a despedir de él, de nosotros. Voy a intentar cerrar con un abrazo algo que lleva tantos años. Y es difícil, es difícil pensar en cómo hemos cambiado, cuánto hemos crecido juntos y cómo nuestra relación ha ido mutando.

Es difícil y aquí estoy, una noche antes sin poder dormir, llorando, escuchando nuestra playlist. Releyendo antiguas conversaciones, viendo nuestras fotografías.
Intentando descubrir en qué momento todo se rompió.

Dice una amiga que lo que mal empieza, mal termina; y tal vez fue eso.

Karma.

Nosotros no empezamos lo nuestro en la mejor de las circunstancias, pero terminó convirtiéndose en mi amor más intenso, más real, más duradero, más significativo.
Y yo juraba que sería para siempre y estoy segura que él también lo pensó en su momento. Que siempre seríamos los polos opuestos que parecían salidos de novela adolescente que estarían juntos por el resto de su vida contra todo y contra todos. Que siempre seríamos NOSOTROS, así, en paquete.

Yo creí que siempre sería su ancla, y no fue así.

Y me duele cómo se dieron las cosas, me duele la falta de lealtad, me duele la poca honestidad. Y sobre todo me duele que todo parezca haber terminado de un día para otro.
Me duele no poder odiarlo. Me duele seguir amándolo tanto.

Me duelo.

Me duelo porque aún pienso en que dentro de algún tiempo nos volveremos a encontrar para ahora sí ser felices y nunca separarnos.

Me duelen los castillos en el aire.

Es difícil cuando una persona se convierte en tu todo, en tu centro, en tu gravedad. Sobre todo cuando es por decisión propia. Cuando tú tienes el control sobre ti y eres plenamente consciente de que se lo vas a entregar y que va a poder hacer contigo lo que quiera. Es difícil hacerlo, entregarte.

Pero lo más difícil es aceptar ese control de regreso. Cuando esa persona te dice “gracias, ya no”.

Mañana lo veo despude de un mes y entre las cosas que me va a entregar viene mi control.
Y aquí estoy, llorando, en la séptima canción de nuestra playlist y pensando en qué voy a hacer con todo ese control.

Quiero despedirme y será muy duro no decir “Te amo”, ni besarnos.

Será difícil pensar que será la última vez que vea su cara en un buen rato. Será difícil verlo y no pensar que después irá con su novia. Será difícil caminar por la calle y no tomar su mano.
Y es que eso era algo que siempre hacíamos. Era algo nuestro. Tomarnos las manos por inercia cada que caminábamos juntos.

“Somos una constante, vamos a regresar” es su discurso eterno.

Pero hay una diferencia ahora, y es que por fin pasó lo que todos creíamos imposible.

Me cansé.

Me cansé de él.

Me cansé de nosotros.

Me cansé de todo esto.

Y estoy tan pero tan cansada que mañana lo veo después de un mes y él no lo sabe pero me voy a despedir de nosotros.

Fotografía: John Kilar | Instagram