Desesperanza matutina

Se le escapaba de pronto la cordura y se asomaba a la ventana para escuchar clarito las palabras de consuelo que le cantaban los pájaros enfilados sobre un cable.

Me narraba a mí misma repetidas veces como si me sorprendiera ver una persona desplomada por lo cruel que le azota la vida, como si no hubiera visto ya antes a alguien roto porque se le agotó su última esperanza y fingir que todo está de maravilla es la única manera de sobrevivir, de respirar tantito, de aliviar un poco su vida; narraba y narraba como si me sorprendiera verme cada día al espejo.

Fotografía por Dmitriy Protasov