Un día me di cuenta que ya no quería contarte nada, porque cuando lo hacía, siempre cambiabas el tema, como si no tuviera importancia lo que yo decía. Dejó de importarte a que hora salía de trabajar y ya no me preguntabas si había llegado con bien a casa , entonces yo deje de avisar en donde estaba.
Me descubrí inventando excusas para ya no salir contigo, por que cuando lo hacíamos no dejabas de ver el celular, y no dejabas de contar el tiempo, como si tuvieras urgencia por irte. Eso sin mencionar las innumerables llamadas de tu madre preguntando a que hora llegarías a casa, como si fuera un delito pasar tiempo conmigo.
Cuando te contaba mis problemas, esperando que me dieras un consejo solo comenzabas a contarme cosas que te pasaban y automáticamente la platica se tornaba hacia ti, y lo mío quedaba en segundo plano. Por eso, deje de querer contarte cosas. Ahora que lo pienso nunca te interesaste por lo que me gustaba. Todos los que me conocen saben que amo ir a conciertos, y que cuando conozco a alguien, trato de compartir esta actividad, pero contigo no pude hacerlo por que siempre encontrabas una excusa para no acompañarme, por eso deje de invitarte.
Cuando escuchaba una canción que me parecía bonita te la enviaba. Siempre estaba enviándote imágenes, canciones y mensajes bonitos, pero tu no hacías lo mismo, así que poco a poco fui perdiendo las ganas de enviarte cosas.
Lo peor era que siempre querías resolver nuestros problemas dejándome de hablar. Son incontables las veces que dejaste de responder mis mensajes durante semanas, como si así se me olvidara, como si no hablar de eso arreglara las cosas. Y sin darme cuenta , te lo permití, por que cuando regresabas yo hacia como si no me importara. Tampoco eras mucho de escuchar, cuando trataba de expresar algo que me molestaba, solo te enojabas. Aunque te tuviera de frente, no decías nada, ni una sola palabra, solo esperabas a que me aburriera y dejara el tema, tal vez por eso perdí el interés por querer saber que te pasaba y ya no me quitaba el sueño arreglar nuestros problemas. Después de eso jamás volví a decirte como me sentía y tampoco te volví a preguntar si pasaba algo.
Salíamos cuando el horario te acomodaba, por que siempre había alguien mas adelante de mi. Tenias tiempo para todo y para todos, menos para mi. Siempre me sentí como tu segunda opción (Y creo que si lo era). Me escribías cuando querías, a veces tardabas horas en responder mis mensajes y no te importaba. Así que aprendí a disfrutar mi tiempo sola y deje de esperar tus mensajes de buenos días.
Hice oídos sordos para ya no escuchar todo lo que me decías y comencé a poner mas atención a tus acciones, y me di cuenta que no cumples lo que dices. Solo lo haces para quedar bien, o por las circunstancias del momento, entonces deje de creerte.
Así paso el tiempo hasta que un día ya no pude.
El enojo era mucho, pero la tristeza que sentía era más. Por eso tuve que alejarme, tenia que dejarte, por mi, porque ya no podía permitirme seguir así. Necesitaba irme para salvarme. Salvarme de tu intermitencia, de tu falta de interés, de tus ratos a medias. Porque estar contigo me estaba consumiendo. Y ya no podía con eso.
No me gusta peinarme. A veces sonrío. Sobreviviente del corazón roto.