El amor incuba sus amebas en la soledad de sus muertos,
arroja los milagros del guardarropa
y cuenta con sus dedos la desgracia y los frutos del dictador.
El amor desarma la coraza del vencido,
para que la conquista deje surcos bajo la piel.
El amor es para valerosos,
para militantes con sus carpetas llenas de planes de traición,
para quien ame mirar su reflejo sobre el río Támesis.
El amor te cede una cuerda,
tan dilatada como el diámetro del mundo,
para que cuelgues ahí toda tu ropa mojada por el llanto.
El amor es un negocio que usurpa al enamorado,
porque cuándo se ha visto que el amor deje en la calle al indiferente.
El amor te tatúa ojeras,
te baja de la cruz con tu cuerpo libre de sangre
y se te sube igual que el frío esqueleto.
L´amour, como dice la lengua del romance.
L´amour est…
¿O es que me equivoqué y no es amor, sino des amor?
Sea como sea,
el amor te levanta de la cama,
pero también te hacer caer en ella.
Y la vida para qué si se muere en cada esquina.