Querido amante,
Te propongo que nos declaremos la guerra. Si no lo quieres hacer tu, pues bien, lo haré yo.
Te declaro la guerra. Creo que ya estoy cansada de sólo hacer el amor. El romance ya no existe y, querido amante, la monotonía ya ha matado hasta tu pasión. Los gemidos que me quedan sonarán aburridos si no son en tiempos de guerra. Quiero que alguno termine suplicando, más.
No quiero hablar más de amor, ya no queda más que decir. Vamos, hablemos de la guerra. Juguemos a reventarnos los celulares a mensajes, dime lo que quieras. Tengamos batallas de almohadas en la cama, en el sillón del living. ¡Que se quejen los vecinos de los gritos, que llamen a la policía si quieren! Vamos, nene, peléame, aunque sea porque vamos a cenar o por quién toma una ducha primero, por quién maneja el auto hoy. Persígueme hasta la cocina, saquéame todos mis besos. Traicióname y cambia los planes de la noche.
Voy a dejar que a partir de ahora elabores tus mejores tácticas de guerra. La casa ya está lista para ser el campo de batalla.
Deseosa lo espero, ya estoy preparada a luchar sin capa ni espada por lo que quiero y me pertenece. Ten sumo cuidado.
Azul.
Azul es mi alter ego. Azul es quién se permite pensar, actuar y, por sobre todo, sentir. Azul es quién lidia con las emociones que Maca, claramente, no puede. Azul acepta que no se puede ser fuerte todo el tiempo. Azul es la mejor versión, solo la conocen quienes son dignos de ella.
Azul es Azul.