De ti cuando mi mente profundizaba demasiado mi sentir

Anhelo día tras día poder despertar en la mañana dándome cuenta que ya no me importas más, pero no es así… y me desequilibra saber que estás en mi mente a cada minuto que me es posible recordarte, no logro comprender como es que únicamente vienen a mi cabeza los momentos buenos y de afecto, pura felicidad. ¿Por qué no puedo recordar las razones por las que nos dejamos ir? Los gritos, la ira, la desesperación, no puedo ya sentir pena por esa desilusión que llegó a hacerse presente en mi corazón alguna vez, ahora lo único que tengo conmigo es el recuerdo de mis manos acariciando despreocupadamente tu cara, mi manía a veces loca por saberlo todo de ti, el reírnos por cosas que solo nosotros dos entendíamos… ¿Y qué hago ahora con todo eso? ¿Cómo olvido, si el único arma que tengo para hacerlo, son las fotografías que mis ojos tomaron a los momentos buenos y los detalles que aún conservo?

De todas mis ocultas y bastas debilidades tú eres la peor, eres esa espina encarnada que me obliga a escribir sobre mi incierta y tal vez errónea idea sobre lo que es no poder dejar de amar, pero que más da, pura experiencia propia.

Y ahora lo entiendo y lo vivo, es cierto eso que dicen, el amor si no libera es eterna condena, y me duele ser parte de ello. Y ahora te vas porque a mi lado crees que sólo sería marchitar, adelante si crees que es lo correcto, yo tampoco quiero compartir mis horas con alguien que no ve las flores que abundan en mi, pero, por favor, no dejes que tu manera de amar se transforme en común, débil y corriente romanticismo, eso que todas las parejas poseen y conmigo jamás pudiste obtener, porque conmigo no es así.

Y me pregunto día tras día si debí haberme entregado más a ti, en cuerpo, sudor y cansancio, más abrazos, más besos, un poco de sexo y todo lo demás, tal vez esté mal, pero siempre le di prioridad al sentir del alma, no al de mi piel o de mis labios. Eso que se dice siempre sobre entregarte en cuerpo a quien verdaderamente ames… ¡Por favor! Si lo más difícil es ofrecer tu corazón con todo y riesgos, entregar tu alma y después llegar a esto, a escribir en la soledad porque ya no está más a tu lado aquella persona a la que le diste esa parte de ti tan inalcanzable; el cuerpo se le puede otorgar a cualquiera, pero las palabras desde lo profundo de los sentimientos… No. Y jamás tuve la obligatoria necesidad de tocarte para sentir algo, y que si algunas veces llegamos a hacerlo fue por necesidad carnal y humana, la que con cualquiera se posee, pero créeme, en el acto de tocarse no se demuestran por completo los verdaderos sentimientos, tal vez solamente sea mientras te sientes vulnerable al desnudarte, y al confiar en que el otro protegerá y venerará tu cuerpo como tú el suyo.

Ahora no me queda más que pensar en esto una y otra y otra vez hasta hartarme y querer despejarme con estupideces, no me queda más que aceptarlo y vivirlo, y que venga lo que tenga que ser.
Piensa en mi y recuerda mis palabras, aunque no será para siempre y espero no por mucho.