Quedas petrificado cuando de recibir mi amor en público se trata.
Me pregunto si acaso huelo mal, tengo una apariencia que te haría quedar mal ante la sociedad o te avergüenza mi edad…y mira que, me queda claro que el factor de esta ecuación soy yo, pues te he visto en los best sellers posando con eminencias de mujeres de la política o con tu séquito laboral y muestras tanta hombría y afectividad que te veo más dientes de los que dejas ver cuando vas conmigo.
Que triste sentir la fuerza de tus manos cuando me impulsas para que pare de abrazarte, o cuando miras a tu alrededor antes de darme un beso; nadie te mira y si así fuese qué importa, el tiempo jamás vuelve.
Te he visto saludar con cariño y actitud de seductor, acompañado de tu frase “te beso del otro lado por que de este lado ya te besaron muchos”.
Hoy te escribo como si fuese un texto de autoayuda o una sugerencia de visita al lugar:
¡Vive!
Y si soy la causante de que la ecuación no de un resultado positivo, busca esa variable que te haga no temer mostrar lo que sientes ante todos; que abraces con tantas fuerzas que no quieras que se vaya; que la beses con la misma seguridad de tu primer beso conmigo; que la tomes de la mano con la entera firmeza de que solo tú y ella saben por qué caminan así.
Vive, pues la vida no es para simular y sentirte vacío después.
¿Hace cuánto tiempo que no me saludas?
Fotografía por Paco Poyato
Morelos, México (1990) Fotógrafa autodidacta. Licenciada en Educación Básica, Maestría en Pedagogía del Arte por el Centro Morelense de las Artes.Especialidad en fotografía antropológica; actualmente estudia el Doctorado en Historia del Arte por El Colegio de Morelos. Diplomado en enseñanza de la Educación Artística por el CENART. Ponente y expositora. Ser humano y madre.