Ayer te vi partir, entre las sombras de lo que alguna vez fuimos y la luz de todos los susurros
se congeló el cielo y el ventarrón de otoño anunció nuestra ruptura
y es que a veces la sangre no basta para seguir queriendo,
y es que todo es más complicado cuando dejas de respirar;
se rompieron los peñascos y la expulsión contra el mar cimbró nuestro cariño.
Gritaste al caer; transcurrieron los segundos hasta que las estrellas se enteraron de tu muerte,
en su pasado eterno te quise buscar, corrí para que la tristeza no me alcanzara
me escondí bajo mis sábanas verdes, callé a mis lágrimas para que nadie me encontrara
y así entendí que no se le puede escapar a la muerte,
mucho menos a la tuya.
Ayer me olfatearon y descubrieron tu ausencia,
y es que quizás mi hedor revela la falta que me haces,
en la posibilidad de un futuro sin ti se trituran mis costillas
te busco dentro del sabor a fresa
en el aire distorsionado por el calor del pavimento,
en las carreteras que un día fueron nuestras
cuando las risas eran nuestro idioma y la noche albergaba nuestros secretos.
Cómplice de mi miedo y nunca calmaste tu posible ausencia,
el papel fue testigo de una despedida vacía
y es que entre tantos días sin ti se me olvida que algún día estuviste.
Fotografía por Paola Saetti