Pasado el tiempo, hubo una vez.
Y en esa vez, un amigo y un amor.
Ahora, no hay esa vez.
Y en vez de amigo y amor, traición.
No hay malos entendidos.
Porqué, paseando por la ciudad, el recuerdo me invade.
Y siento un vuelco en el corazón al imaginar ese hueco que dejaron atrás, entre árboles y otoños, entre mares y tormentas.
Entre lágrimas, saboreando la inexplicable sensación de hastío que nos teníamos.
Niños dorados, de pieles clara.
Niños odiados y desterrados de la vida complicada.
Dichosos sean, con sus amores y sus compañías.
Que de mí no se acordarán, no quedará ni una pestaña.
Que no me extrañarán, que para eso esto yo.
Vuelvo a caminar por la ciudad y el golpe inevitable: una risa, un cielo, el encanto.
Y aunque las fuerzas me regresan cada martes.
Y aunque el amor que tengo no me sacia. Permanezco. Y con eso basta por hoy.
Fotografía por Katya Mamadjanian.