¿Qué cámara utilizaste para hacer esta fotografía?
Una Canon AE1 analógica.
¿Cómo fue el proceso de editarla?
No edito mucho mis fotografías, un buen carrete y un buen escáner es la clave. Sólo modifico un poco la luz y el color para darle mi personalidad.
¿Qué recuerdas del día en que la tomaste?
Estábamos en Ibiza con Carlota y Tai, creo que era mayo. Lo creo porque recuerdo sentir el placer de principios de temporada, cuando ir a la playa es aún novedad. Aquel día decidimos hacer una excursión de más de una hora y alejarnos así de los turistas, de las playas que salen en todas las guías y de los chiringuitos de mojitos caros y malos.
El año anterior intenté llegar al mismo sitio pero me perdí, caminé durante horas bajo el sol y no llegué a ningún sitio. Esta vez me informé bien y pudimos llegar, no podía creer haber estado tan cerca del paraíso y no haberlo podido ver. Estuvimos todo el día absolutamente solas, leyendo, buceando, comiendo, creando. Un sueño.
“No podía creer haber estado tan cerca del paraíso y no haberlo podido ver”.
La noche anterior, en un pequeño pueblo del norte de la isla, conocimos a Pep, un ibicenco que trabaja en el campo. Estuvimos hablando y compartiendo un vino con él en el bar de la plaza, un local antiguo con vistas a una iglesia blanca y muy bonita. Cuando ya nos despedíamos nos dijo con voz emocionada: “os cambio el sombrero”. Yo llevaba uno que había comprado en un supermercado aquella mañana, con una cinta que ponía Ibiza y una lagartija dibujada. El sombrero de Pep era mil veces más bonito y tenía muchos años de historia. Fue un acto precioso que recordaremos toda la vida y me encanta que salga en esta fotografía porque se convirtió en el objeto que podría definir nuestro viaje.
¿Qué sentimientos te provoca mirarla?
Siento bienestar, placer, la felicidad del nada que hacer, la tranquilidad de no tener ninguna obligación ni cobertura al teléfono. Siento también que esta es mi mejor manera de crear, junto a la naturaleza, con gente a la que quiero.
¿Qué es lo que más te gusta de esta fotografía?
El concepto. Transmitir siempre es lo que más me importa cuando hago cualquier fotografía. Poder expresar emociones, sentimientos y que el espectador los sienta. Aunque sean diferentes a los míos, el hecho de que puedan sentir algo es lo que hace que me sienta realmente orgullosa con aquella obra, y esto es lo que pretendo siempre que le doy al botón de disparar.
“A veces me siento tan cómoda e inspirada que dispararía sin fin, y aquel día así me sentí”.
¿Cuáles fueron tus referencias, influencias o inspiraciones durante tu proceso creativo?
El amor.
¿Qué es lo qué más disfrutaste del proceso?
El hecho de estar haciendo esta fotografía sin que Carlota se enterara. Fue como una especie de reto y juego. Construir algo interesante sin tener que modificar la escena que ella había creado sin intensión de ser fotografiada. Ella dormía después de haber leído algunos capítulos de su libro y aproveché para crear con su cuerpo y mi sombra.
¿Qué fue lo que más trabajo te costó y cómo lo resolviste?
Llegar a la localización me costó un año entero. El resto fue bastante fácil. Como he dicho, crear en estas situaciones me resulta de lo más natural.
¿En qué formato y en dónde te gustaría verla expuesta?
Tengo en la cabeza un formato expositivo muy loco y divertido relacionado con los cuerpos desnudos que aún no puedo explicar. Estoy preparando un libro fotográfico y esta fotografía seguro que estará.
Mònica Figueras es fotógrafa procedente de un pueblo de la Costa Brava, la artista nos acerca a sus orígenes, a su luz, al olor del océano y a los cuerpos vestidos de sal de mar.